El acuerdo de coaching según Julie Hay

Un elemento clave al inicio de una relación de coaching que la ICF recoge en su segunda Competencia Clave es “Crear el acuerdo de coaching” con el cliente.

Acuerdo de coaching

En inglés se utiliza el término “contract”, contrato, que trasmite con más claridad el carácter previo y formal de este espacio, en el que se asume la responsabilidad conjunta para trabajar en pos de un objetivo conjunto. Hablamos sobre lo que el cliente quiere conseguir y lo que el coach puede ofrecer, antes de, si ambos están de acuerdo, dar inicio al proceso.

En su libro “Transactional Analysis for Coaches and Mentors”, Sherwood Publishing (2011), Prof. Julie Hay identifica tres niveles de “contratación”, que aplican a la creación del acuerdo de coaching para el proceso, con el cliente y también con otros stakeholders implicados en el proceso, por ejemplo el jefe inmediato del cliente o el departamento de RRHH que contrata el coach:

1. Nivel Procedimental: los aspectos administrativos y logísticos de la relación de coaching, como lugar y frecuencia de las sesiones, formato, tarifa y formas de pago, políticas de cancelación, política de protección de datos, etc.
2. Nivel Profesional: resultados deseados del coaching, indicadores de éxito para todas las partes, límites de la relación de coaching (qué es coaching y qué no lo es), cómo gestionar la confidencialidad, roles y responsabilidades de coach y cliente, competencias profesionales que aporta el coach, etc.
3. Nivel Psicológico: este nivel se refiere a comentar abiertamente cómo estar atentos a y gestionar posibles dinámicas en la relación de coaching que podrían interferir de forma inconsciente en el proceso, desde cualquiera de las partes. Por ejemplo el riesgo de que el cliente pone el coach en un pedestal, de que el coach podría actuar como “padre/madre” con el cliente, de llegar a un nivel de comodidad excesiva que no beneficia al proceso, expectativas (expresadas o no) del jefe inmediato, ó cómo es percibido el coaching en la empresa.

Cuando en Coach Supervision exploramos una relación de coaching que no tiene la efectividad deseada o existe otro tipo de insatisfacción con el coaching por parte del cliente o el sponsor, muchas veces es debido a una falta de claridad y gestión de expectativas en la fase de contratación.

Quizás los obstáculos relacionados con el nivel procedimental y profesional son más fáciles de identificar y por lo tanto de corregir, aunque sea para la próxima ocasión, por ejemplo una falta de claridad sobre qué y cómo informar sobre los progresos del coaching. Pero la mirada al nivel psicológico ilumina lo más invisible y suele aportar claves importantes para desbloquear una “incomodidad indefinida”.

Incluir por lo tanto el tercer nivel de Julie Hay a la hora de diseñar la relación de encuentro o alianza con el cliente permite evitar ciertas dificultades o, en el caso de que surjan, abordarlas y resolverlas con el cliente.

Las preguntas genéricas sobre el tipo de relación que el cliente quiere crear con su coach (“¿Qué necesitas para que funcione esta relación?, ¿Qué es importante para ti en esta relación?”, …) pueden a veces ser difíciles de contestar y resultar en respuestas también genéricas (“Sinceridad”, “Desafío”, …). Para que cobren significado debemos explorar un poco más lo que quiere decir el cliente. Estas preguntas que sugiere Julia Hay – directas, específicas, curiosas, valientes y sistémicas– nos pueden resultar útiles:

1. ¿De qué forma podríamos llegar a –inconscientemente- sabotear nuestra relación? Por ejemplo, siendo demasiado agradables el uno con el otro, entrar en una dinámica padre-hijo o de competitividad, etc.
2. ¿Qué experiencias previas de coaching o mentoring podrían influir en esta nueva relación? ¿Cómo podemos asegurar no traer expectativas anteriores a esta dinámica?
3. ¿Qué reglas básicas podríamos acordar para que todas las partes tengamos claridad sobre cómo poner sobre la mesa cualquier problema futuro, de forma que garantice que la otra persona va a escuchar?
4. ¿Cómo podremos restaurar la confianza si, a pesar de nuestras mejores intenciones, algo se tuerce en nuestra relación?
5. ¿Hay algo más que necesitamos compartir en este momento? ¿Hemos sido todo lo abiertos posible sobre cualquier temor o inquietud, por muy vago e ambigüo que fuera?

Tener esta conversación sincera y aterrizada sobre las reglas básicas, los comportamientos que queremos promover en la relación de coaching, y las tendencias o influencias a las que estar atentos, es un elemento vital para la efectividad y la satisfacción del proceso de coaching.

Más información sobre el trabajo de Prof. Julie Hay en www.juliehay.org.